Los costes de producción en el campo se duplican y dejan a los payeses de Baleares al borde de la quiebra
El precio del gasoil agrícola ha subido un 60% en un año, el de los fertilizantes un 170% y el pienso un 50%
El coste de la electricidad para motores de agua, máquinas de ordeñar o climatización de invernaderos se ha disparado el 130%
El coste de transportar un contenedor de fibra de coco para horticultura ha pasado de 1.200 a 9.000 euros en un año
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Los agricultores y ganaderos de Baleares viven una situación desesperada debido al aumento de los costes de producción al tiempo que los de venta del producto se mantienen constantes. El primer ejemplo es el gasoil agrícola que se utiliza para toda la maquinaria del campo. Hace un año tenía un coste de 0,60 céntimos el litros, hace un mes ya había subido a 1,16 y ahora vale 1,35 euros el litro. Una subida superior al 60% en sólo un año.
Para los agricultores y ganaderos la subida de costes es generalizada en todos los conceptos. El pienso ha subido un 50% en los últimos meses, el forraje para el ganado, un 60% y los abonos un 170%. Algunas de estas subidas de precios son anteriores a la guerra de Ucrania, que ahora provocará nuevos incrementos de los costes.
Otro ejemplo lo expone Joan Simonet, gerentes de Asaja-Baleares, y en este caso afecta a los productores de hortalizas. En 2021 transportar a Baleares un contendor de fibra de coco costaba 1.200 euros. Ahora el precio, sólo del transporte, es de 9.000 euros.
La fibra de coco la utilizan de cada vez más los productores de hortalizas. Es un sustrato que tiene gran capacidad de retención de agua, sus fibras se comportan como esponjas, por lo que las plantas pueden aguantar más tiempo sin regarse.
A todo esto hay que añadir el coste de la energía que afecta a toda la población y que tiene especial incidencia en el mundo agrario. Las cámaras de frío, la climatización de los invernaderos, los motores de agua, las plantas embotelladoras o las máquinas para ordeñar, por ejemplo, requieren gran consumo de electricidad. El coste es inasumible para los productores. Es además, un sobrecoste que no se repercute en el producto, según afirma Joan Simonet.
Otro problema añadido es la sequía de este invierno. La cosecha de forraje de invierno ya se ha perdido por falta de agua. Ahora todas las esperanzas se centran en que se repitan las lluvias de este fin de semana para poder salvar la cosecha de primavera y verano. De momento, los ganaderos se ven obligados a comprar forraje a precios desorbitados.
En cuanto a los abonos, el más utilizado por los agricultores es la urea cuyo precio se ha disparado el 170% en sólo un año, ha subido incluso más que la electricidad en el mismo periodo, con un 130%.
Ahora se espera la gran subida de los cereales que se utiliza para alimentar al ganado. El 50% de los cereales que utilizan los agricultores de Baleares procede de Ucrania. En la actualidad el precio de la tonelada de cereal se aproxima a los 320 euros cuando hace sólo un año era de 240 y esto antes del inicio de la invasión de Ucrania por Rusia.
Antes esta desesperada situación que afecta a los agricultores y ganaderos de toda España se ha organizado una concentración en Madrid en defensa del mundo rural. Será el día 20 y en la misma habrá una amplia representación de Asaja-Baleares, según comenta Simonet.
Un sector que ya está al borde de la desaparición es el lácteo. Según un informe de la Asociación Raza Frisona, elaborado con datos del propio Govern balear, entre los años 2003 y 2020 han desaparecido casi dos terceras partes de las explotaciones y esto a pesar de que la ganadería está considerada en las Islas un sector estratégico y así se establece en la Ley Agraria de Baleares de 2029 aprobada por el pacto de izquierdas que gobierna en las Islas bajo la presidencia de la socialista Francina Armengol.
En el informe de Raza Frisona se explica que en 2003 había en Baleares 18.683 vacas productoras de leche de las que ahora sólo quedan 8.757. También había hace 18 años 299 explotaciones ganaderas que ahora se han reducido a 134. El descenso no cesa y todo indica que irá en aumento si no se pone remedio.
Las ganadería en su conjunto gestiona y ocupa en Baleares más del 60% de la superficie agraria. Esto a nivel general de Baleares porque en Menorca el 90% de la superficie agraria está vinculada a la ganadería, lo que da buena nota de lo que supondría la desaparición del sector para la isla: el abandono casi total del campo.
El problema, como explica Asociación Raza Frisona Balear en su informe, son los denominados efectos perversos de la insularidad que no encuentran ninguna solución a pesar de que se habla de ellos desde hace 20 años: «Baleares sufre lo que se conoce como ‘efecto hamburguesa’ de la insularidad que se traduce en unos sobrecostes de producción que presionan por arriba y unos infra precios de venta del producto que presionan por abajo».
Según diversos informes avalados por el propio Govern balear, una vaca genera en Baleares un sobrecoste de 1.133 euros al año debido a la insularidad. El sobrecoste por litro de leche es de 0,125 euros.
Explica el informe que a nivel nacional los ganaderos perciben por término medio 0,33 euros por litro de leche cuando los de Baleares se ven obligados a venderla a 0,31 euros. Como cada vaca produce 9.000 litros de leche al año, los ganaderos de Baleares pierden 235 euros por vaca al año.
Sumando los 1.133, 23 euros por vaca de sobrecoste en Baleares y los 235 euros por vaca al año de infra precio resultan unas pérdidas de 1.367 euros por vaca al año en las explotaciones debido a la insularidad. Para compensar estas cifras los ganaderos de las Islas deberían cobrar 0,15 euros más por litro de leche para igualarse con los ganaderos de la Península. El precio debería ser de 0,461 euros por litro como mínimo.